The midnight library
Con este libro se inauguró mi primer círculo de lectura en inglés y la experiencia fue mágica.
The midnight library en una novela escrita por Matt Haig en la que existe una biblioteca ubicada entre la vida y la muerte y en cuyos estantes infinitos
Pero en lugar de la muerte, lo que encuentra Nora es una biblioteca en la que cada volumen representa una versión de su vida en la que tomó diferentes decisiones. Las posibilidades son ilimitadas. Hay una Nora que se ha convertido en una estrella de rock, otra que ha ganado medallas olímpicas, otra que vive a bordo de un barco de investigación ártico; algunas versiones son madres, esposas, huérfanos; famoso e influyente, o no. Todo lo que tiene que hacer para entrar en esta vida es abrir el libro. Si encuentra una buena vida, puede quedarse; la dificultad radica en decidir "si realmente se puede juzgar una vida desde unos minutos después de la medianoche de un martes".
La base de la idea es la teoría de muchos mundos, en la que un nuevo universo florece a partir de cada elección y decisión. Es un buen concepto, pero Matt Haig no lo explica en profundidad; su preocupación es el efecto psicológico que el ver todas estas versiones tiene en Nora y en su voluntad o negativa a vivir.
Esta es una novela simplificada; sin tramas secundarias, sin personajes amplios, sin giros sofisticados por pura alegría. Aunque el concepto vuela alto, también vuela recto. Para los lectores a quienes la ficción especulativa puede desanimar, La biblioteca de medianoche es una forma encantadora de entrar en el género.
Toda la novela suena como un hábil ejercicio diseñado para lidiar con la depresión y la ansiedad. ¿Qué es lo mejor que podría pasar en tu vida y qué es lo peor? ¿Qué puedes cambiar y qué no puedes cambiar? Estas son grandes preguntas que son difíciles de responder con elegancia y profundidad, ya veces en los momentos de euforia suicida o depresión de Nora, la narración cae en lo mundano y obvio: "la prisión no era el lugar para estar". lugar, pero perspectiva ”; "La paradoja de los volcanes era que eran símbolos de destrucción pero también de vida". Contrariamente a la premisa de la fantasía, la novela resulta ser una celebración de lo ordinario: revelaciones ordinarias, gente corriente y la infinidad de mundos sembrados de elecciones ordinarias.
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-NJ